sábado, 18 de octubre de 2008


UNA FELIZ CATÁSTROFE
Andrea Turín
Ilustración: Nella Bosnia
Barcelona, Lumen, 1990

Superar y sortear las adversidades de la vida no resulta ser una tarea tan fácil; pero lo importante es poder afrontarlas y llegar a superarlas, mirando hacia adelante, viviendo un presente en el cual se luche por lo que se desea conseguir, y proyectando un futuro lleno de felicidad. Las personas van aprendiendo, poco a poco, sobre estos conflictos y problemas a los que vengo haciendo alusión, y para ello, la literatura es de gran ayuda, ya que permite mostrar a los niños que existen ocasiones en las cuales el conflicto no se puede evitar y que forma parte de la vida cotidiana.
En relación a esto, quiero hacer referencia a un libro editado por primera vez en el nuevo formato en 2001, por Lumen editorial, titulado “Una feliz catástrofe”. Adela Turín es la autora de este libro, y de otros como “Rosa Caramelo”, “Arturo y Clementina”.
En principio, la obra tiene un título que me despertó curiosidad, ya que no podía entender cómo es que una catástrofe podría llegar a ser feliz, y a la vez sentí una contradicción entre las dos palabras (feliz y catástrofe), cada una de las cuales parecía esconder una historia interesante, que tuve el placer de leer y, finalmente, comprender que el titulo había creado un ambiente adecuado, motivándome a su lectura.
Por otra parte la cubierta del libro me resultó llamativa por sus colores, e incluso por la ilustración que tiene: son los ratones sobre de una mesa patas arriba, transformándola en una balsa improvisada, lo cual hacía referencia al nudo del problema.
Esta obra contada cronológicamente, mezclando la ficción con problemáticas que pueden llegar a ser claramente reales, hace alusión por un lado a los conflictos que se deben superar, pero por otro también aborda el tema de la relación de la pareja, donde la protagonista, Flora Ratón, sumisa, trabajadora y cuidadora de sus hijos, está al servicio de la dominación del Señor Ratón, quien es el padre de la gran familia constituida por la pareja de ratones y sus ocho hijos. Esta familia vivía en un confortable hogar y sus días transcurrían de manera monótona; el Señor Ratón trabajaba todo el día, y cuando regresaba a casa, con su despotismo que lo caracterizaba, exigía tranquilidad, calma, orden y su cena; Flora Ratón satisfacía todos estos requerimientos de su esposo.
Así es que los personajes forman una familia de ratones humanizados, una historia de animales, lo cual conforma un género abundante en los cuentos para niños; y este en particular es apropiado para niños en edad escolar, ya que es sencillo de leer, letras grandes y párrafos no demasiado extensos.
En el inicio del cuento se puede notar como una sola indica que algo ocurrirá, cuando dice: “antes del diluvio, la familia Ratón vivía en la modesta madriguera…”, dando cuenta de que la vida de esa familia cambiaria a causa de esa catástrofe; y de esta manera se puede despertar el interés del lector.
La narración culmina con el final abierto, dejando entrever que la realidad es compleja, y que los conflictos no siempre se solucionan una vez y para siempre (como el caso del cuento), o al menos no de forma completa, y ello lo hace verosímil.
La obra está muy bien complementada con unas ilustraciones realizadas por Nella Bosnia, las cuales resultan muy atractivas, claras, fáciles de entender, ocupan gran parte del libro, son a doble página, enmarcados con un borde en blanco, al igual que los párrafos también están encuadrados en un rectángulo, en algunas paginas en la parte superior del lado izquierdo y en otras en la parte inferior, del lado derecho e incluso en ocasiones combinados, sobre un soporte de papel con una textura particular, que lo hace especial.
Creo que es interesante trabajar con este tipo de cuentos, con finales abiertos, ya que se puede generar un juego con el lector, asimismo con los alumnos, proponerles continuarlo, o cambiar el final, o diferentes alternativas didácticas, que permitan interactuar con el libro.
Todo este material se encuentra en un sólo libro, “Una Feliz Catástrofe”, un libro que captó mi atención desde el primer momento, provocando una reacción emotiva en mí, despertando sentimientos y emociones, es por ello considero que vale la pena leerlo.


María Natalí Mendoza

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